domingo, mayo 02, 2010


CAROL DUNLOP

He conseguido esta carta que Carol le escribe a su amiga Silvia Monros, el tiempo que duro su viaje junto a Cortazar con la intencion de escribir juntos "Los Autonautas de la cosmopista". Hoy es Domingo, no para de llover desde ayer, acabo de beberme cuatro copas de vino, morder una pizza casera y escuchar a mi marido decir que se siente "Compliante"..lo que deduje queria decir -Je suis complet. Me da mucha pena esta cartita, sobretodo porque una no sabe bien lo que debe ser vivir bajo el estigma de Cortazar y mucho mas tomar la desicion de separarse del hijo. El hijo que ella había tenido con el poeta vanguardista Francois Hebert, Stéphane, se convierte en un obstáculo, al punto que Julio le dice a ella que no podría convivir con los dos...Si, despues de todo tambien me siento una mujer Completa, no tengo que escoger nada. Tengo todo lo que quiero.

"Querida Silvia,
Me encantan tanto tus cartas, que casi me siento culpable de contestar (pero las cartas de veras, no se contestan, llaman a otras cartas y al final se hacen serpientes en el aire, y la gente que saben deslizar la mirada entre aire y nubes saben que son puentes, puentes donde se puede ir y venir y inclusive encontrarse, y sí, es cierto que la gente se puede contestar, pero los puentes, no.

... Tal vez tendrás razón, es curioso, ahora que se fue (hace tres días, ahora comprendes un poco mi no-estado de ánimo, aunque ni a mí misma lo confieso, cada verano me arranca un pedacito de mí misma cuando se va, el chico) Stéphane, no me acuerdo haber estado mucho en la cocina, sin embargo me digo que habremos comido: para ir de compras, pasó una cosa inesperada, la primera vez que fui al supermercado con el hijo, se enamoró de una chica, y no pedía más que ir a pasar sus días buscando su amor (a quien nunca, es evidente, dijo ni una palabra) entre la salsa de tomate y los pepinos. Además le gusta cocinar y es mucho más meticuloso que Julio por la limpieza de la cocina y de los platos (en su habitación, no, pero siempre hay la solución de cerrar la puerta)…

… Como su padre tiene el mismo sentido práctico de siempre, lo mandó con ropa de hace cinco años… sin problema, me robó mis shorts, mis jeans, me robó también la mirada y es tan parecido a mí que a veces tengo miedo que no sea más que un espejo donde uno cambia de sexo… y es tan tierno y lo pasamos tan bien, caminando, charlando, descubriéndonos de nuevo, que un poco más y me roba también el alma. Y ahora, pues, me faltan su olor, su piel, su mirada, sus sonrisas y bromas, hasta sus tonterías…

… Con vos no es así, y si no te he escrito es en el fondo por la misma razón por la cual no he ni mirado la novela que quería terminar desde hace meses y meses. Porque no se puede acercarse a ciertas comunicaciones sin el riesgo de dejar saltar la verdad más profunda que uno está viviendo en el momento.

... Ha sido uno de los años más bellos y más horribles de mi vida, he tenido que tomar unas decisiones que uno nunca tendría que tener que tomar. He vivido en una especie de simbiosis con Julio, una hermosa y vertiginosa continuación de lo que vivimos desde hace años y que nos lleva cada vez más allá; y paralelamente, he vivido una solitud tan grande, que nunca hubiera imaginado ni siquiera que fuera posible. Y ya no puedo más por un lado, y ya estoy más serena por el otro, tal vez porque poco a poco he venido mirando las cosas más en frente. He dejado venir los fantasmas más negativos, he vivido con ellos durante no sé cuántas noches de insomnio, no sé cuántas veces en la calle, en el mercado, he sentido que de repente un horror sin nombre me caía encima, y pues, no es que sean más simpáticos ahora, pero las decisiones por lo menos han sido tomadas, y puedo cerrar los ojos un poco mejor.

... Otro momento del día – hace nueve o diez días que estamos viviendo en el camioncito, en la orilla de la autopista del Sur, pero volveré a explicártelo todo, es una linda locura – y el grandote dice que ya es hora del trago de la tarde. Ya tomamos el trago, que era bueno, era vino porque cuando salimos de Paris calculamos mal la ración de whisky, pero pasado mañana vienen amigos à la rescousse, con provisiones.

... Hace cuatro años, el año en que fui yo que terminé las vacaciones en la sala de reanimación de un hospital de Marseilla, después de mi convalecencia en la misma casa donde Julio pasó la suya el año pasado, subimos a Paris muy despacito con el coche, por la autopista pero tomando como seis días, porque todavía no estaba muy fuerte y viajar cansa en esas condiciones. Y de aquel viaje, que finalmente fue muy lindo, nos nació la idea de hacer un día el viaje de Paris a Marseilla parándonos un día en cada parking, y escribir juntos un libro alrededor de la experiencia, tomándoles el pelo a los antiguos exploradores, y gozando de la ironía de tomar el camino más rápido, y más «civilisado», para hacer un viaje realmente de tortugas.

... Lo más impresionante es tal vez que desde el segundo día, encontramos tan normal vivir así, que a veces nos preguntamos por qué no vivir siempre así?

...Estamos felices, locos, hemos por fin entrado en un espacio que nos da tiempo. Es todo escritura, música, lectura, erotismo. ¿La gente va a creer que teníamos que venir en la autopista para conseguir un poco de paz? Que lo creen o no, es cierto.

... Ya avanza bastante el libro, una locura que tendrá fotos y comentarios científicos y cuentos y poemas y lo que venga…. Nos divertimos como locos. Los locos que somos.

... Estoy muy contenta de poder por fin mostrar ese país que tanto amo a Stéphane, quien es más que entusiasmado. Hace un mes o dos que está estudiando el español con un profesor, yo quería que tenga unas lecciones para llegar hablándolo bien (ya basta llegar tan alto, con pelo rubio y ojos azules – si no habla bien el idioma, va a sufrir como si fuera gringo –)

Karen está en Paris, en casa, en ese momento. Desgraciadamente la vimos poco, pero bastante para darnos cuenta que nos queremos tanto como antes, y arreglar los detalles de la novela. Tal vez nos va a visitar en algún parking la semana que viene. Bueno, ya te habrá cansado bastante esa carta, donde además no se habla más que de nuestros asuntos. Te imagino hundida en Rayuela, es una aventura por lo menos tan loca – y tan linda – que la en que estamos metidos nosotros ahora.

...Se han roto tantas maneras de ver a las cosas, que quiero hablarte mucho… otra vez, y entre tanto, gracias por ser lo que sos, sé y no sé por qué lo sé, que estás. Del mismo lado. Un gran abrazo, y Julio también te manda cariños. (Está escribiendo a máquina también, sentado atrás, y tiene la mesita que nos sirve cuando llueve, como es el caso ahora. Estoy yo muy bien instalada en el asiento de pasajero adelante, y mi máquina está en el del conductor. Todo perfecto. Pero tememos que en uno de estos algún viajero bien intencionado nos mande un psiciatra del próximo péage, y no agregaría nada al libro ni a nuestra vida en ese momento.) (tengo una cosa muy freudiana con los paréntesis, me matan las frases!)
cariños, Carol


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