domingo, marzo 09, 2008


La pastelera ha salido de la cocina toda llena de azúcar impalpable y se ha imaginado que a mirado de reojo al tipo de la camisa unicolor. Siempre se miran y se sonríen dentro de su cabeza. Soy la única que nota el firteo de nubes entre el tipo de la camisa unicolor y la pastelera envuelta en nevazucar, tengo un secreto entre mis manos. Desde que me doy cuenta como la pastelera lo mira, el tipo de la camisa unicolor me parece mas atractivo, especialmente sus manos, tiene manos de cirujano, unas manos pulcras, como si siempre llevara puesto guantes de seda. Y me doy cuenta como se leen el pensamiento, ella se moja los labios y el le dice con su presencia imaginaria "Te deseo, te deseo" sin palabras. Me voy con el secreto entre las manos, con cuidado, abriéndolas de vez en cuando y asomando un ojo para ver de cerquita la risita, la tez sonrojada, las miraditas y los pu-pum-pu-pum del corazón. Pienso que si la pastelera me prepara un pie de limón para mi solita, de seguro yo le devuelvo su secreto mas adornado que antes. Le escribo una historia de amor, de esas con un "Y fueron felices para siempre". Se la entregaría en capítulos distanciados, como para ponerle más emoción a su romance de recuerdos. Otra cosa que he notado, es que las pasteleras enamoradas, tienen la mirada mas dulce que de costumbre, puedo asegurar que incluso almibarada.

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