Déjame, quiero acariciarte así y ella, no, resistiéndose, pronto amanecerá, el día, la luz del sol, hoy no. Pero el sin apuros la acorralaba contra la pared, besándole el cuello, tentado, asomando los colmillos, buscando con las uñas sus senos erectos, la mantenía apretada contra su cuerpo susurrándole al oído, te extraño, si estas húmeda mi pene entrara con facilidad, hazme el amor. Cerca de la boca, con el aliento de flores salvajes. Déjame que te mire a los ojos, la luz de tus ojos. Ella abandonándose ya sin fuerzas, te amo más. El sigue, sigue y sin dejarla pensar hundió la estaca en medio de su corazón, dura, afilada, caliente por el roce de la piel que se rasgaba. Ella no grito, callo desplomada batiendo sus pequeñas alas negras de Murciélago, agonizando en gemidos contenidos. Las 9 de la mañana, miro en su reloj y un polvillo fino como de Mariposa disecada se elevo por los aires. Es noche de Brujas y este disfraz de Conde Drácula me gusta. Recordó la piel de ella, su aroma, el último vuelo del amor, el momento inolvidable en que callo muerta a sus pies, con la sonrisa, con el rostro de éxtasis y se sintió un verdadero cazador de Vampiros.
Para ti..si, tu, quien mas. Este cuentico de Halloween.
miércoles, octubre 31, 2007
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