Lo que me da miedo de ese cuadro que pinto Arturo Michelena titulado “Miranda en la carraca” es que me obliga a pensar, con un escalofrío en la piel, que la realidad hoy día no esta muy lejos de cómo el la pinto. Después en la tarde tomamos un café en la panadería de Doña Maria, estuvimos Juancho y yo debatiendo sobre nuestros héroes patrios. Yo a Miranda le tengo una admiración desenfrenada, nada mas y nada menos desde que supe que fue el Gigoló de Catalina II, Emperatriz de Rusia, y en un arrebato de ternura por su anciana doncella decirle que por sus cabellos rubios, sus ojos azules y sus labios rojos el se inspiro para ponerle los colores a nuestra Bandera…Ya me imagino Catalina diciéndole:- Franciscovich, mi amor pida por esa boquita que toda Rusia esta a tus pies. Mi tesis era la siguiente: No dudo que la pose de luchador, Independentista y precursor es muy atractiva para todos los héroes que participaron en
Cada vez que miro ese cuadro, me entran ganas de llorar, ya no por la imagen desolada de mi héroe preferido, sino por la tristeza profunda que me causa saber que aquí, la desunión prevalece, el cuidarse las espaldas, de la puñalada traidora, que la confianza es una cualidad de la que carecen la mayoría, y con ella la honradez, la puntualidad, el compromiso, la palabra empeñada.
Hay Franciscovich, querido, en que país nos ha tocado nacer, que tristeza..
1 comentario:
En este país, mi país, tu país...
Cuánta creatividad la de tus palabras, cuánto ingenio para hacer de tu admiración por Miranda, un texto que sin quererlo, o queriéndolo, me arrugó el corazón.
Ay, Caro, qué será de los valores con los que crecimos y ahora se diluyen en la puñalada del vecino, del amigo que va tras el queso, de la boca que pide pero no sabe -ni quiere- dar...
Me dio escalofrio.
Ophir
Publicar un comentario