miércoles, octubre 22, 2008


A diario paso mis buenos ratos sentada frente a un cafe caliente con sabor a Italia. Junto a mi mesa hay una ventana que permanece invariablemente abierta esta mañana otoñal y da justo a los Alpes: el sol, se desliza hasta la otra punta de la casa y son una delicia para mi, para mis origenes tropicales. A mí me encanta hacer de esta, una rutina que se baña por un regalo tan agradable.Vivimos en una zona espectacularmente tranquila. Tanto que, desde hace unos dias me quita la respiracion mirar los pajaritos que vienen a comer de mis macetas, les pongo galletas y migas de pan. Me paso las horas muertas observando cómo los pajaritos azulados hacen malabares, comiendo en las posturas más extraordinarias. A veces pienso que deberia escribir algo monumental, bello, gigante y que perdurara en el tiempo y descubro que el unico tiempo es ahora..estos pequenos momentos tan sinceros y llenos de plenitud.Hace algunos meses Gun y yo nos planteamos este encuentro de dos mundos como expediciones a una montaña nevada. Ahora la cima está cada vez más cerca. por eso llevamos nuestras banderas en la mano, para enarbolarla en lo mas alto. somos unos heroes, rumbo al corazon del Everets.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, es un verdadero placer llegar a este hermoso espacio. Te felicito, me gusto mucho su blog muy buen gusto.

Anónimo dijo...

preciosa, que bien este viaje como expedicionaria en tu nave espacial,continua enviando tus impresiones desde ese otro planeta,el Universo te pertenece, te lo mereces.
Jorge

Anónimo dijo...

Las montañas maricas estarán allí cuando nuestra especie desaparezca
del planeta, estaban allí antes que nosotros, por eso es que son
maricas, no han aprovechado un volcán, un terremoto, un deshielo para
desaparecer y renacer como lo estás haciendo tú.
Bendito tu renacimiento, bendita tu alegría, bendito todo lo que
estás sintiendo en la piel, en los ojos, en los oidos, en toda la
extensión de lo que eres.
Carlos.