miércoles, septiembre 10, 2008


Algunas Cartas encontradas dentro del Baul de los recuerdos. entre La Rojiza Baronesa y Lord Lemuriant Conde de Cabernet y Barón de Merlot

Apreciado Conde.
Le escribo esta tarde luminosa desde mis aposentos a lo alto de un castillo Escocés. Y he de serle sincera que la tranquilidad que se respira hoy me ha llevado a querer enviarle esta carta. Que he rescrito unas cuantas veces, por temor de fatigar su espíritu con una tensión excesiva. La verdad es una belleza pura que se asusta de cualquier movimiento apasionado de nuestras almas. Y si no he recibido correspondencia suya, he de pensar que ahora no es propicia la comunicación.
Aun así, sírvase solo leer estas humildes palabras, que apenas si logran describir el afecto que le guardo. Así que déjelo como una platica solitaria, ya que cada día, cuando escribo y casi durante todo el día, pienso muchas veces en Usted. Por razones poéticas quizás, porque he vuelto a reencontrarme con la poesía las bases de la paz profunda. Ademas de rescatar viejas lecturas, en la biblioteca publica, mientras mi hijo toma clases de ajedrez, yo me disuelvo en algún libro de Víctor Hugo. "Sea como el pájaro que se posa un instante sobre las ramas mas frágiles, siente como se doblan las ramas y canta sin embargo, sabiendo que tiene alas. Entonces puedo mirar cada mañana por la ventana e mi balcón en busca del trino de los pájaros, esos que oran por mí. También me sumerjo en los cuentos para niños, he vuelto a escribir unas cuantas historias para la sensibilidad de los más puros. Lo cual me permite desplazarme con holgura, porque cuando escribo para ellos, vuelvo a tener 7 años y me olvido por completo de las inquietudes y los escrúpulos. No crea que en la distancia del tiempo y el espacio haya podido poner en duda ni un solo momento su afecto. Lo único que he querido hacer y hago ahora es darle ánimos. Confesándole que yo también sufro a veces de aislamiento del espíritu y una especie de destierro del corazón lo que me recupero con un tiempo prudencial para salir fortalecida y en todo caso reconstruida en la fe y la esperanza.
Me complacerá de sobremanera recibir al menos una corta nota de Usted, esperare la llegada del barco, en el muelle, es una buena excusa además para ver el mar. Las sorpresas me agradan, y aun mas la sorpresa repentina de su agradable compañía.
Deseándole usted este bien de salud y su lucha por el bien. Me despido cordialmente. Quien siempre será su mas ferviente admiradora.

La Baronesa.

Me regocijo en su tranquilidad, rojiza dama. Contento estoy de poseer su afecto y su recuerdo. Sepa usted que siempre serán retribuidos tales sentimientos y que en mi corazón, de cada cien latidos al menos veinte son suyos.

Siga usted refocilando con los versos, los poemas y los reencuentros. Mientras, ya acá en mis avatares, tratando de darle forma a alguno de ellos. Respirando a veces porque "tengo que" y otras porque recuerdo lo placentero que es sentir el aire adentro.

Estrecho esta carta contra mi pecho antes de enrollarla e introducirla en la botella, con la esperanza de que conserve un poco de mi aroma y que al llegar, sus manos hagan lo propio; en ese justo momento, mi fantasmal figura se hará carne para regodearse en su convexidades y por un instante, sólo por un instante, hacer que se detenga el tiempo...

LemuriantConde de Cabernet y Barón de Merlot

My Lord.
No sabe que alegría a proporcionado a mi espíritu distraído, la llegada inesperada de esta su carta hasta mis manos, inesperada por lo pronto, creo que el servicio de correo por botellas es mas eficiente que por barco.
Apenas he podido abrirla con tanta emoción que se ha confundido su corazón y el mío.
¡Créame por amor a Dios!, el tiempo se ha detenido.
Me siento verdaderamente afortunada al sentir hambre y sed de Usted, ya que en cada carta suya mis ansias son plenamente saciadas.
Pero hay que buscar para encontrar, le he dado las llaves de mi corazón y ha de ser usted el que intente abrir.
Según me cuenta, esta usted sumergido en sus avatares, al punto de respirar a veces por que tiene y otras porque recuerda lo placentero que es sentir el aire adentro.
Gracias sean dadas a Dios por todo lo que ha buscado y encontrado, esas cosas a la que intenta darles formas, ya existen mi querido Conde, existen para Usted y ya le habla al corazón, pronto iluminara su inteligencia con su maravillosa luz gloriosa.
No se agite y por favor respire profundo, respire al menos para mi, todo tiene su tiempo y su lugar perfecto. Le ruego por su salud, calme la impaciencia de su espíritu y proceda por orden, así obtendrá los resultados que desea.
Lo digo para mi también, quien ahora, con las vacaciones del colegio, tengo que ingeniármelas para salir del castillo, muchas veces bajo la lluvia, para mantener ocupado la inquietud natural de mi hijo pequeño.
Quien ahora quiere ser actor y es el teatro, los camerinos, el maquillaje, nuestro nuevo refugio de sueños, con ello me toca adquirir información sobre obras teatrales, desde lo clásico hasta lo mas bizarro que allá leído en mi vida.
A escuchado hablar de Miguel Ángel Asturias, un hombre ilustre que escribió una obra teatral llamada Emulo Lipolidon bajo los efectos de no se que clase de hongos alucinógenos. Pues sepa Usted mi querido Conde que esta dama en cuestión fue la princesa robada por el diablo y separada para siempre de su príncipe encantado en pleno día de su boda. Temo confesar que he llegado creer que mi destino quedo sellado tras mi actuación en esa obra de teatro.
No quiero atribularlo con mis nimiedades domesticas, de nuevo quiero darle mil gracias por el tiempo que se toma para contestar las cartas de una mujer que apenas si conoce y que con quien no tiene la seguridad de volverse a encontrar.
Lo cual me llena de paciencia de no querer comprender todo a la vez, no de un vistazo, me tomara algunos meses mas mirar detenidamente línea por línea y palabra por palabra que usted me dice para saber que me las repite desde lo mas profundo de su corazón.
La cotidianidad en el castillo se rompe cada vez que los niños salen de vacaciones, ya no tengo que ir más al taller, así que tengo las tardes libres para poner un poco de orden a las cosas atrasadas en casa, especialmente a mis cosas.
Se que Usted querrá saber de Eduardo. Finalmente leímos juntos el cuento de Garabato y le ha parecido maravilloso, tanto que estuvo muy interesado en aprender Origami para hacerse de unas armas menos anticuadas,( Sin herir los sentimientos del autor) me explico, algo así como de rallos fotonicos.
Quiero pedirle una última cosa, no se sienta jamás comprometido en forma alguna en tener que responder a mis cartas. Recuerde por favor que le he hecho cómplice de mi vida, y de que el solo hecho que usted me mire por la cerradura de la puerta, ya es suficiente placer para mi. Gracias a su mirada discreta, me he vuelto una mujer sensual.
Yo he de comprender que un hombre de su rango ha de tener compromisos y responsabilidades importantes e ineludibles. Siravase usted cumplir con ellas primero y antes que todo.
Yo por mi parte, seguiré alimentando mis pensamientos con la idea de hacer de su fotografía una receta de cocina...¿no lo puede creer??...suaves manos con miel y canela...labios flambeados en licor de almendra...
Hoy he de poner toda mi voluntad para dejarlo...no me preocupo mientras tenga tinta y papel para escribir...ciertamente alguna gran cantidad de botellas vacías.
Salgo corriendo a tirar esta al mar, algunas de mis lágrimas producto de la emisión y una gran cantidad de besos color rojos carmín.
De Usted por siempre
La baronesa


Querida Baronesa:
Espero que estéis bien, gozando de buena salud y disfrutando del calor y ocurrencias de sus vástagos. Yo por acá, recordándola siempre, teniéndole en alta estima y ubicándola en sueños húmedos y secretos.
La isla está tranquila y mis pensamientos agitados, como siempre. Buscando tiempo para escribir y leer o leer y escribir. Estoy terminando de leer una antología de humoristas venezolanos que realizó Jaime Ballestas, puedo asegurarle que es una belleza. Luego voy a entrarle a Rocanegras.
Pido su anuencia para posar mi paloma en su entrada (mensajera, quiero decir) y que ésta le haga entrega de una abrazo y un beso en forma de pequeña misiva. Todo esto con la finalidad de que usted, mi nunca bien ponderada amiga, recuerde que por estos confines, hay alguien que la piensa, la sueña, la imagina.
Guardo imágenes de una desnudez pudorosa, unos pies descalzos y una cabellera alborotada. La piel temblorosa soportando el roce de unas manos igual de trémulas. El aliento cálido y cercano y el perfume de lluvia, de hojas, de tierra mojada, de bosque.
Acercamiento extraño, inusual; dos cuerpos desnudos, temerosos de ser vistos o escuchados. Estrechez de tiempo y espacio que obliga al encuentro fugaz y furtivo, ¿un sueño?, ¿quién lo dice?... Quizás un deja vu, un destello de vidas pasadas, almas que dejaron de ser errantes y debieron asumir su aquí y ahora.
Para qué preguntar mi excelsa Baronesa, para qué indagar. Me conformo con su imagen, con su voz que día a día busco en ese su espacio, donde la deposita cada semana para contar un cuento o leer un poema. Me conformo con esa ventana frente a la que me poso, para ver qué prenda se quitará ahora.
Me conformo Baronesa, me conformo...
Siempre suyo
El Conde de Cabernet


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