"Cuando uno tiene ganas de saltar, hay que saltar y punto."
El se ha ido yendo y quedando en las conjeturas. El supone que yo sé, que él sabe sobre mis ganas de saltar en Benji. Así que me recomienzo ingenua de lo enmudece al pronunciarse. Hablo de aquello de lo que no se puede hablar, ni darse vuelta para el acierto.
Desde el principio dónde la sangre me palpita sin tregua ni respiro en la imposición del abismo alto.
Te adueñaste de mis primeros cinco minutos, jurungandome la voz, te robaste la palabra obediencia, tan bien guardada entre mis papeles sueltos. Linea a linea por eso la incorporo ahora. Atreviéndome a recostarme de esta espesa ilusión enlazada como un contrato amoroso que promete una felicidad única.
Pero esa risa tuya desfila junto al abismo, la tentación de asomarme es lo que me incita a lanzarme de una vez por todas. Así sin sostener los miedos, en nudos apretados para la caida libre.
Rompiendo el aire, tiempo y espacio, todo transcurre en un segundo desde el espacio vuelo hasta que los pies tocan el suelo de nuevo.
2 comentarios:
Seria ideal poder saltar volar y sentir el amor, la pasión, la ternura, disfrutar por más tiempo ese vuelo maravilloso antes de tocar tierra y darnos cuenta que todo fue un sueño...Un abrazo Carmen
Amiga, salte. Todos los días hay que hacer algo a lo que uno le tenga miedo. Pero, por favor, pongase un paracaídas. Una cosa es el riesgo y otra el suicidio!!!! Dependerá de cómo caigas. Yo tengo varias fracturas!!!
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